Tal y como habíamos prometido continuamos en Naxos en el preciso instante en el que Ariadna despierta y descubre la huida de Teseo. Hoy nos aproximamos al tema de la mano de dos enormes artistas del siglo XVIII: la pintora y grabadora Angelica Kauffmann y el compositor Franz Joseph Haydn. Ambos quisieron plasmar ese episodio dramático en un momento en el que el Neoclasicismo pictórico y el Clasicismo musical imperaban en Europa.
Autorretrato A. Kauffmann 1784
Kauffmann, que alcanzó gran fama durante su vida, se aventuró a salir del ámbito del bodegón y del retrato en el que solían moverse las pintoras de su tiempo para frecuentar también los temas históricos y mitológicos tan propios del estilo neoclásico; a Ariadna le dedicó más de una obra tal y como pude comprobarse pinchando aquí y aquí.
Tampoco Haydn permaneció indiferente ante las posibilidades de nuestro personaje. Del compositor, cuya obra instrumental ha eclipsado en gran medida su música vocal, conviene saber que dedicó gran parte de su tiempo a la ópera, especialmente durante los años que pasó al servicio de príncipe Esterhazy, cultivando tanto el drama giocosso como la ópera seria y convirtiendo Esterhaza - el palacio del príncipe - en un centro operístico de primer orden.
Además de las óperas, la música eclesiástica y de sus famosos oratorios, no faltan en su producción obras vocales de menor envergadura como las canciones o como las cantatas.
Y una cantata es precisamente esta de Ariadna en Naxos que compuso en 1789 y que hoy nos ocupa.
F.J. Haydn por Thomas Hardy 1791
Arianna a Naxos consta de dos arias precedidas de sendos recitativos y fue escrita en dos versiones diferentes: para voz y orquesta y para voz y piano.
Recitativo: "Teseo mio ben!"
Aria: "Dove sei, mio bel tresoro?"
Recitativo: "Ma, a chi parlo?"
Aria: "Ah, che morir vorrei"
En ella el compositor aprovecha las posibilidades expresivas del personaje y de su situación mostrándonos los diferentes estados de ánimo por los que transita su espíritu: la triste inquietud inicial, la declaración de su amor, la desesperación posterior y la cólera final.
El texto, anónimo, puede leerse en el enlace: Texto completo
Escuchémosla en ambas versiones: en primer lugar Rosanne van Sandwijk y el Concertgebouw de Ámsterdam.
A continuación la versión para voz y piano con Janet Baker como solista vocal acompañada por el pianista John Constable.
Y hasta aquí
estas dos Ariadnas del siglo XVIII.
Como puede
suponerse no son todas las que fueron ni las que serían; incluso en el
siglo XX el mito volvió a ocupar la escena en la famosa y peculiar Ariadne
auf Naxos de Richard Strauss, "una ópera dentro de una
ópera" estrenada en 1916; pero esa ya es otra historia.
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