Hará un par de semanas, leía en un periódico dominical un curioso artículo sobre el café y la enorme afición que, según parece, tenemos los españoles a tomarlo. Esa afición, extendida por Europa durante el s. XVII, es el tema de una de las escasas obras cómicas del gran Juan Sebastián Bach (1685-1750); hablamos de La cantata del café BWV 211 .
La cantata - forma vocal del Barroco en la que, como en la ópera, encontramos solistas y coros con acompañamiento instrumental y en la que se sucedían arias y recitativos, fue muy cultivada, sobre todo en el ámbito religioso, por todos los compositores, pero particularmente por J.S. Bach que compuso mas de doscientas. La cantata, como el oratorio, no se escenifica y por tanto cuenta con un narrador que canta el argumento. Aunque las religiosas fueron mayoría, hoy veremos que también las hubo profanas.
Se trata de una deliciosa y simpática sátira costumbrista sobre el vicio del café en una familia burguesa y viene una contarnos la historia de una rebelión: la de la protagonista femenina, la joven Lieschen, que desafía la autoridad paterna - en una sociedad poco acostumbrada a ello - defendiendo su afición al café. Schlendrian, su padre , muy disgustado, amenaza con privarla de todo, incluso de marido, si no renuncia a su "cafemanía".
El aria nº 4 en la que Lieschen alaba las bondades del café y declara su pasión, comienza con una delicada melodía en la flauta travesera que luego retomará la voz con igual delicadeza; apreciad la elegancia, la frivolidad y la vehemencia hechas música.
¡Ah! El dulce sabor del café
es delicioso Más Que Mil Besos
y Más suave Que El moscatel.
¡Café, café, Es Lo Que Necesito
y complacerme si Alguien Quiere,
Que me ofrezca cafetería!
El aria nº 4 en la que Lieschen alaba las bondades del café y declara su pasión, comienza con una delicada melodía en la flauta travesera que luego retomará la voz con igual delicadeza; apreciad la elegancia, la frivolidad y la vehemencia hechas música.
¡Ah! El dulce sabor del café
es delicioso Más Que Mil Besos
y Más suave Que El moscatel.
¡Café, café, Es Lo Que Necesito
y complacerme si Alguien Quiere,
Que me ofrezca cafetería!
Enlazamos aquí el libreto traducido (el texto original, es en alemán); aunque os parezca trivial, ved y escuchad cómo la música de un gran maestro engrandece y dignifica hasta lo mas intrascendente.
Os recomiendo también a todos, la lectura del precioso ensayo de Domingo del Campo (de quien he tomado la traducción del aria) sobre esta obra; os sorprenderá.
Escuchemos pues ; nada mejor que un café para la resaca de las fiestas.
Sí; está genial, además es asequible y cortita. El enlace me está dando problemas pero es éste: www.opusmusica.com/016/cafe.html.
ResponderEliminarGracias Bego; muchos besitos.
Lolamu , me encantó la cantata del café.
ResponderEliminarGracias anónimo, merece la pena escucharla completa, es preciosa, como todo Bach.
ResponderEliminarUna delicia la cantata que nos enseñas, tanto como el maravilloso café: una vez le dije a nuestro compañero Plácido que una de las cosas por las que merece la pena pasar por este mundo -mira tú qué frivolidad- es por el olor a café ...y no veas las veces que me lo recuerda (A eso de las 11, más o menos) Y de intrandescente nada: no hay más recordar las "Odas elementales" de Pablo Neruda para valorar donde están los ¿pequeños? placeres de la vida. Un beso.
ResponderEliminarSin duda, la humanidad de Neruda es tan grande como la de Bach; lástima que a algunos les sea tan difícil apreciar las pequeñas-grandes maravillas que nos ofrece lo cotidiano ¿verdad? Afortunadamente, Carlota, a otros muchos no nos ocurre eso y comprobamos cada día que ¿el café? nos ayuda a ser algo mas felices, je ,je.
ResponderEliminarBesos.
Por cierto; me has tentado con Neruda...Pensaré en algo
¡Qué cosa tan bonita! Cuando entro en tu blog y veo los comentarios tan acertados como eruditos, tengo la sensación de estar en una plaza en la que están pasando un montón de cosas a mi alrededor y yo no puedo verlas todas por mucho que gire la cabeza para todas partes.
ResponderEliminarUn saludo y ... ¿un café?
Lo que a mí me parece bonito es que me animéis así, Enrique; a veces tengo la sensación de repetirme o de ser pesada con "tanto clásico", pero, con comentarios como el tuyo, recuerdo esas palabras tan acertadas acerca de la sensibilidad, que me decías en tu blog. Yo también creo que la sensibilidad abre muchas puertas.
ResponderEliminar¡Gracias por saltar a este ruedo!
El café, cuando quieras.