Palco en el teatro (En el concierto). Auguste Renoir (1880)
Muchos habréis observado que en la obra de Renoir abundan las preciosas cabelleras.
Este último invierno tuvimos la suerte de "apasionarnos" con su pintura en el Museo del Prado. Entre las joyas que allí pudimos disfrutar se encontraba esta con la que hoy abrimos y que nos viene "al pelo" para presentar el famoso preludio pianístico de Claude Debussy, La muchacha de los cabellos de lino (La fille aux cheveux de lin), perteneciente al libro primero de los Preludios (1910).
(Ya sabéis que la música pianística de Debussy ocupa, en el repertorio del siglo XX, una posición comparable a la que ocupa la de Chopin en el siglo XIX).
(Ya sabéis que la música pianística de Debussy ocupa, en el repertorio del siglo XX, una posición comparable a la que ocupa la de Chopin en el siglo XIX).
Aunque he de comprobar este dato, al parecer el compositor se había inspirado en uno de los Poémes antiques de Leconte de Lisle titulado Chansons ecossaises (Canciones escocesas).
Pero vayamos a la comparación estilística.Si en el cuadro se observa el predominio del color sobre el dibujo (de la mancha sobre la línea) propio del Impresionismo, en la obra musical podremos apreciar de igual manera el protagonismo de los acordes ("manchas sonoras"), gerneradores de atmósferas y de armonías evanescentes, sobre las que parece "flotar" la melodía, que se desarrolla esquemática, fragmentada y lacónica. Una melodía reducida a lo esencial.
En la patitura, esta indicación: Très calme et doucement expressif.
Para verlo y escucharlo, Lang Lang
Incluyo también esta preciosa adaptación para violín y orquesta interpretada por el famoso Joshua Bell (al que conocimos tocando en el metro, ¿os acordáis?)
Y de postre, como tantas veces, un poema
Incluyo también esta preciosa adaptación para violín y orquesta interpretada por el famoso Joshua Bell (al que conocimos tocando en el metro, ¿os acordáis?)
Y de postre, como tantas veces, un poema
Me falta tiempo para celebrar tus cabellos.
Uno por uno debo contarlos y alabarlos:
otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo sólo quiero ser tu peluquero.
En Italia te bautizaron Medusa
por la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
mi corazón conoce las puertas de tu pelo.
Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,
no me olvides, acuérdate que te amo,
no me dejes perdido ir sin tu cabellera
por el mundo sombrío de todos los caminos
que sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta que el sol sube a la torre de tu pelo.
Uno por uno debo contarlos y alabarlos:
otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo sólo quiero ser tu peluquero.
En Italia te bautizaron Medusa
por la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
mi corazón conoce las puertas de tu pelo.
Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,
no me olvides, acuérdate que te amo,
no me dejes perdido ir sin tu cabellera
por el mundo sombrío de todos los caminos
que sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta que el sol sube a la torre de tu pelo.
Soneto XIV. (Cien sonetos de amor)
Pablo Neruda
Pablo Neruda
(dedicado, como los otros noventa y nueve, a Matilde Urrutia)