lunes, 18 de abril de 2016

DON QUIJOTE VIHUELISTA




«Quiero que sepas, Sancho, que todos o los más caballeros andantes de la edad pasada eran grandes trovadores y grandes músicos, que estas dos habilidades, o gracias, por mejor decir, son anejas a los enamorados andantes». 
Al comienzo de su incursión en Sierra Morena (I-23)

Como a todo caballero que se precie, a don Quijote le gusta la música y sabe de la conveniencia de su ejercicio y del  beneficio de su conocimiento. Leamos cómo se lanza a la interpretación musical en el siguiente capítulo (lo podéis leer completo pinchando en el enlace) 



Del temeroso espanto cencerril y gatuno que recibió don Quijote en el discurso de los amores de la enamorada Altisidora


[...] Hecho esto y llegadas las once horas de la noche, halló don Quijote una vihuela en su aposento. Templóla, abrió la reja y sintió que andaba gente en el jardín; y habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinádola  lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla aunque entonada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto:—

Suelen las fuerzas de amor
sacar de quicio a las almas,
tomando por instrumento
la ociosidad descuidada.
Suele el coser y el labrar
y el estar siempre ocupada
ser antídoto al veneno
de las amorosas ansias.
Las doncellas recogidas
que aspiran a ser casadas,
la honestidad es la dote
y voz de sus alabanzas.[...]


Os dejo ahora con  dos famosos vihuelistas a los que muchos conocéis


viernes, 8 de abril de 2016

La marcha de los enanos

Comenzaremos aclarando que no vamos a tratar sobre los siete enanitos de Blancanieves marchando a casa a descansar; aunque no lo creáis, no es esa la única marcha de enanos que existe; resulta que hay otra, igualmente famosa, que posiblemente vosotros, mis alumnos, no hayáis oído nunca.
En 1905 el compositor noruego Edvard Grieg - a quien muchos ya conocéis de los nacionalismos - orquestó una de las Piezas líricas (Op.54) que había escrito originalmente para piano en 1891. La pieza en cuestión se titula La marcha de los enanos.
Ved cómo los compositores, en ocasiones, reescriben sus obras y nos las muestran desde diferentes universos tímbricos. Escucharemos pues las dos versiones de esta marcha que tan bien (y también) puede servirnos para nuestro "marchoso" propósito: en abril los bosque se nos llenan de primavera y de enanitos.

Versión orquestal (con fotografía de Grieg):


Versión original, para piano interpretada por un estupendo Mikhail Dubov :
  

Y de postre, una de las lecturas de nuestra infancia, escrita por el maestro y poeta Germán Berdiales.



Enlaces de interés:
Eduard Grieg: la búsqueda de una identidad nacional (José Antonio Coso M.)
Entre notas de Carlos Sala Ballester