«Quiero que sepas, Sancho, que todos o los más caballeros andantes de la edad pasada eran grandes trovadores y grandes músicos, que estas dos habilidades, o gracias, por mejor decir, son anejas a los enamorados andantes».
Al comienzo de su incursión en Sierra Morena (I-23)
Del temeroso espanto cencerril y gatuno que recibió don Quijote en el discurso de los amores de la enamorada Altisidora
[...] Hecho esto y llegadas las once horas de la noche, halló don Quijote una vihuela en su aposento. Templóla, abrió la reja y sintió que andaba gente en el jardín; y habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinádola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla aunque entonada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto:—
Suelen las fuerzas de amor
sacar de quicio a las almas,
tomando por instrumento
la ociosidad descuidada.
Suele el coser y el labrar
y el estar siempre ocupada
ser antídoto al veneno
de las amorosas ansias.
Las doncellas recogidas
que aspiran a ser casadas,
la honestidad es la dote
y voz de sus alabanzas.[...]
Os dejo ahora con dos famosos vihuelistas a los que muchos conocéis
Qué entrada más "motivadora" que dicen mis alumnit@s. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, mi querida Cristina; siempre encuentras palabras para animarme. ¡Un abrazo!
EliminarEl arte de los sonidos no podía faltar en la gran obra cervantina, donde también se dice que "la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu" y, además, que "donde hay música no puede haber cosa mala". Amén.
ResponderEliminarUn cervantino saludo, querida Lola.
Amén, querido José Manuel. Cuánta sabiduría nos regaló Don Miguel.
Eliminar¡Un abrazo, muy grande!