jueves, 14 de noviembre de 2019

EL LAMENTO DE DIDO

Cuando yazga, yazga en la tierra, que mis errores
no causen cuitas a tu pecho; 
Recuérdame, pero ¡ah! olvida mi destino; 
Recuérdame, recuérdame, pero ¡ah! olvida mi destino. 



Comenzamos la nueva década bloguera con una serie de hermosas lamentaciones que traeremos periódicamente a  nuestro rincón musical, para solaz y consuelo de todos nosotros.


La primera será  la que el compositor del Barroco inglés, Henry Purcell, puso en boca de la reina Dido.
En efecto, Dido (reina de Cartago) protagoniza una mítica historia de amor con Eneas (héroe de la guerra de Troya) de la que Virgilio nos da  cuenta  en los cuatro primeros libros de su famosa Eneida

"Empieza entre tanto a revolverse el cielo con grande estrépito,   a que sigue un aguacero mezclado de granizo [...]  los torrentes se derrumban de los montes. Dido y el caudillo troyano llegan a la misma cueva; la Tierra la primera y prónuba Juno, dan la señal; brillaron los relámpagos y se inflamó el éter, cómplice de aquel himeneo, y en las más altas cumbres prorrumpieron las ninfas en grandes alaridos. Fue aquel día el primer origen de la muerte de Dido y el principio de sus desventuras, pues desde entonces nada le importe de su decoro ni de su fama; ya no oculta su amor.."
                              (Virgilio. La Eneida. Libro IV)



Como ya habréis deducido, la cosa no acaba bien;  Eneas abandona Cartago dejando a Dido sumida en una profunda  tristeza y  desencadenando la tragedia. Ella no puede seguir viviendo; quema en una hoguera las pertenencias de su amado y se da muerte con su espada.

"¡Y he de morir sin venganza! exclamó. Muramos: así, así quiero yo descender al abismo. Apaciente sus ojos desde la alta mar el cruel Dardanio en esta hoguera, y lleve en su alma el presagio de mi muerte." Dijo, y en medio de aquellas palabras, sus doncellas la ven caer a impulso del hierro, y ven la espada llena de espumosa sangre y sus manos todas ensangrentadas."

Os invito a escuchar ese momento tal y como lo concibió Purcell, en una aria tan mítica como la historia a la que se refiere y en la que Dido, agonizando,  se despide de su doncella Belinda. 

Aria

When I am laid, am laid in earth, May my wrongs create
No trouble, no trouble in thy breast;
Remember me, but ah! forget my fate,
Remember me, remember me, but ah! forget my fate.

Aria

Cuando yazga, yazga en la tierra, que mis errores
no causen cuitas a tu pecho; 
Recuérdame, pero ¡ah! olvida mi destino; 
Recuérdame, recuérdame, pero ¡ah! olvida mi destino. 


Ved y escuchad pinchando AQUÍ la belleza de esta joya barroca. 


En este vídeo puede seguirse la partitura.


La ópera Dido y Eneas fue compuesta por Henry Purcell en torno a 1688 sobre un  libreto de Nahum Tate (que a su vez se basó en la mencionada obra de Virgilio). De pequeñas dimensiones, consta de tres actos en los que se incluyen danzas,  coros y cuatro personajes principales acompañados de una orquesta de cuerdas y continuo. Como en toda ópera barroca, se alternan recitativos y arias, la última de ellas es esta pequeña joya de la música que hemos visto y escuchado. Sobre el argumento, ya está todo dicho. 

Para los melómanos enlazo el  LIBRETO y  la ópera completa AQUÍ .

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Enlaces de interés:

La Eneida
La Eneida en versión didáctica
LA ENEIDA. En el Libro IV, verso 660.
Sobre Henry Purcell. (MusicaAntigua.com)

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