J.S. Bach nos cuenta cómo la joven Lieschen desafía la autoridad paterna para defender su afición al café. Schlendrian, su padre, muy disgustado, amenaza con privarla de todo, incluso de marido, si no renuncia a su "cafemanía".
Esta tarde, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, se interpreta La cantata del café. Es el momento de rescatar aquella entrada que publicábamos en los comienzos y que os enlazo a continuación:
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¡Qué preciosidad! Una versión tan deliciosa como el café.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, anónimo. Muchas gracias por dejar tu comentario.
EliminarHola Lola, cada vez me gusta más este blog. He estado buscando tu dirección de correo electrónico y no la he encontrado; me rindo. Mañana te veo y hablamos. Un saludito.
ResponderEliminarMuchas gracias Ángeles; me encanta verte también por aquí; jejeje. ¡Hasta mañana!
Eliminar¡Qué delicia! (La cantata y el café, juntos y por separado). Un beso.
ResponderEliminar¡Qué recuerdos Carlota! Muchos besos.
Eliminar¿Por dónde andas, Lola? Tengo ganas de más cantatas y más café...
ResponderEliminarBicos.
Ay, querido José Manuel. ¡Si pudiéramos solazarnos un poquito con un café y una cantata! ¡Qué necesidad de tiempo libre! Por aquí ando, agobiada por "trabajitos" diversos que no me dejan centrarme en lo que más me gusta. No me creerás si te digo que llevo casi un mes intentando redactar una entradilla. En fin; no sabes cuánto agradezco que vengas a darme este toque, compañero. ¡Ahora mismo me pongo las pilas!
Eliminar¡Un abrazo enorme!