Hablábamos esta semana en alguna clase sobre la consonancia y la disonancia, sobre el efecto que producen en nosotros y sobre el tratamiento que a lo largo de la Historia han recibido por parte de los compositores.
Después de mostrar en la práctica la diferencia entre ambas, recurrí a un ejemplo que hoy traigo para ilustrar mejor el asunto. Se trata de Morzart y de su famoso Divertimento k. 522 para dos trompas y cuerdas subtitulado Una broma musical (Ein Musikalischer Spass) compuesto en 1787.
No olvidemos que durante el Clasicismo la disonancia estaba prácticamente desterrada de la música y con frecuencia se utilizaba para ridiculizar o parodiar, es decir, con una finalidad mas bien jocosa. Tal es el caso de esta obra escrita para divertir. Es también famoso el gran sentido del humor que tenía nuestro genio salzburgués y su inclinación por la broma y el juego de los que, como cuenta Fernando Argenta en su libro Los clásicos tambien pecan, dan buena muestra sus cartas.
Aunque a lo largo de la obra se pueden percibir disonancias, especialmente en las trompas, lo que pretendo que escuchéis es precisamente el final, así podréis experimentar el efecto que producen en un entorno consonante.
Pues bien; vamos a por el último de sus cuatro movimientos, Presto. Ya sabéis: hay que oir hasta hasta el final.
Para escuchar la obra completa (como imaginaréis, no es muy larga) así como otros divertimentos para cuerda y viento, pinchad en este magnífico enlace (en www.mozart-weltweit.eu), os encantará.
Para los más científicos, curiosos y atrevidos: La teoría de la disonancia: un encuentro entre Música y Matemáticas de Xavier Gràcia.
Y si queréis saber más sobre bromas musicales o sobre la vida privada de los grandes músicos podéis visitar:
El humor en la música
Los clásicos también pecan (presentación del libro aquí).
Me gustan las bromas como ésta.
ResponderEliminarGracias, Lola.
Muchos besos.
De nada, Francisco; las bromas elegantes y simpáticas también me gustan a mi.
ResponderEliminarMuchos besos, doctor.
LolaMU:
ResponderEliminar¿Se les rompió el violín? Que gusto volver a ver el blog en su habitual normalidad, pero que no se confíen que la razón y la verdad da más fuerza que el Cola Cao. Muchos ánimos para todos los que os dedicáis a enseñar a nuestros hijos.
Un beso para todos y para tí.
PD: ¿Por qué no le decis a la presidenta? "Esperanza, piensa en verde. Así a lo mejor entiende mejor la situación.
Enrique: es gracioso ese "chim-pon" final desafinado ¿verdad? Te agradezco los ánimos; no cejaremos en nuestro empeño, que lo tengan claro, aunque es verdad que a mi me dan "pájaras" de vez en cuando, sobre todo cuando veo que no son capaces de pensar en nada más que en sus intereses. En fin; seguiremos disonando todo lo que haga falta, aunque se les rompan los tímpanos a ellos y las cuerdas vocales a nosotros.
ResponderEliminarMuchísimos besos.
PD: en las manifestaciones se hace muy buena música, por cierto; somos todos muy profesionales, je, je.
Mozart, consonante o disonante, es siempre genial. Provoca la sonrisa armoniosa, no la carcajada estridente.
ResponderEliminarHumorísticos bicos.
Cuánta razón tienes, José Manuel: siempre es maravilloso, siempre nos gusta, alegre o triste pero siempre hermoso. Hoy nos ha tocado sonreir.
ResponderEliminarBiquiños.
Je, je, si es que se nota que era muy listo: no le faltaba humor. Me apunto la pieza completa: es una delicia entre tanto ruido. Un beso, compañera.
ResponderEliminarCarlota: de vez en cuando hay que desconectar y relajarse un poquito, es verdad, aunque sea para reponer fuerzas. Un beso también para ti.
ResponderEliminar