sábado, 27 de marzo de 2010

LAS PASIONES DE J.S. BACH

La Semana Santa es la excusa perfecta para aproximarnos a la música religiosa que,  precisamente por su condición y carácter, puede llegar a ser mucho más conmovedora y sublime que la profana.

Podemos definir la Pasión como un gran oratorio cuyo argumento narra la pasión y muerte de Cristo y que se cultivó especialmente en el barroco alemán . Recordaremos de nuevo que el oratorio es una forma vocal religiosa aparecida en el Barroco - al igual que la cantata- pero de mayor envergadura; que cuenta con los mismos elementos que  la ópera (solistas, coros y orquesta) pero que no se escenifica y por lo tanto requiere de un narrador que facilite el desarrollo del hilo argumental.

Juan Sebastián Bach compuso dos pasiones que constituyen la culminación de su obra religiosa: la Pasión según San Juan (1723) y la Pasión según San Mateo (1729). En  ellas el texto  es narrado por el evangelista en recitativos; el coro, unas veces participa de la acción y otras (como los coros de la tragedia griega) es un espectador que reflexiona y comenta. En cuanto a los solistas, interpretan los diferentes papeles  protagonistas. La primera, de proporciones mas modestas, se ciñe con rigor al texto, mientras que la segunda se detiene más en la reflexión y el comentario de los acontecimientos narrados.
Pues bien, de la Pasión según San Juan vamos a ver dos fragmentos interpretados por el  Concentus Musicus de Viena bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt. En ellos podréis observar la dinámica  y el desarrollo de la obra . Se trata de una versión "historicista", es decir,  interpretada con instrumentos de la época (violas de gamba, flautas de madera ...), con voces infantiles en lugar de sopranos y contratenores en lugar de contraltos, tal y como se hacía en los tiempos de Bach.
Corresponden a la parte  Condemnation and Crucifixion y al aria Es ist vollbraght (Todo está cumplido) .



De la Pasión según San Mateo compuesta para dos coros, solistas, dos orquestas y dos órganos, se han dicho muchas cosas; que es drama de una de grandeza épica, que es la apoteosis de la música eclesiástica luterana... Nosotros no tenemos palabras; escuchen y juzguen.

En primer lugar, el impresionante coro  Wir setzen uns (llorando nos postramos ) y después la sobrecogedora aria Erbarme dich mein Gott (ten piedad de mí Dios mío) dirigidas por Roy Goodman y Karl Richter respectivamente.



Qué más se puede añadir; como las pirámides, el panteón o la capilla sixtina, ésta monumental obra nos hace sentir más pequeños.

7 comentarios:

  1. ¡Qué bar-ba-ri-dad! Y ya no sé que más decir, así que si quieres te hablo del tiempo. ¡Qué a-ni-mal! No se puede más. Que buena elección para esta entrada. Y ya no sé qué más decir. Lo siento. ¡Tremendo!

    ResponderEliminar
  2. Ya sé que no hay palabras Enrique; lo de la elección ha sido muy difícil, porque las dos están llenas de momentos increíbles. Hay mucha gente que oye hablar de música sacra y sale corriendo, será porque no han escuchado a Bach.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Tienes razón Bego; al menos con los ojos cerrados ¡menuda experiencia!
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Verás, Lola, yo era más de San Mateo que de San Juan en lo que a las pasiones se refiere, pero creo que tu sugerencia me ha convencido y a partir de ahora irán a la par. (De fondo para leer tampoco está mal: mi hija dice que es música "tranquilizante"). Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Carlota: la de San Juan siempre ha sido menos popular quizás por no ser tan "grandiosa". Tu hija tiene razón, es verdad que invita a la relajación y al sosiego ¿no? ; qué instinto tienen los niños.
    Muchos besos a todos.

    ResponderEliminar
  6. esta muy bonito todo pero me gustaria mas si fueran de piano o almenos hubiese alguna

    ResponderEliminar