Aunque con frecuencia se lo recuerda por su personalidad poderosa, sus intrigas y su quizás absurda muerte, fueron su inteligencia y su contribución al desarrollo de la música vocal escénica las que lo convirtieron en la figura más importante y trascendente del barroco francés.
J.B. Lully por Paul Mignard |
Nacionalizado francés, compositor de cámara y "superintendente de la música" llegó a controlar toda la actividad musical de la corte; su producción abarcó el gran ballet o ballet de cour (la danza era la reina de las artes escénicas en la Francia de Luis XIV), la comedia ballet y el drama musical.
Supo crear un estilo impactante y atractivo en el que combinaba a la perfección el espíritu y el sentido de los libretos con la magnificencia y el boato, muy en armonía con el esplendor de la corte. Adaptó el recitativo a la acentuación y al ritmo de la lengua francesa anotando exhaustivamente cada detalle en la partitura, sin dejar nada a la voluntad o la destreza de los cantantes y fue artífice también de un considerable aumento de la orquesta llegando a utilizar hasta más de cincuenta violines en algunas ocasiones.
Sus obras escénicas representan el equilibrio, la sobriedad y el racionalismo* y siempre muestran el máximo respeto por las reglas de unidad de tiempo, lugar y acción propias del teatro de su tiempo. En ellas encontramos danzas de ritmos marcados, marchas solemnes y majestuosas, grandes coros y momentos de glorificación y adulación a la corona y a la nación (suelen comenzar con un preludio o prólogo de presentación dirigido expresamente al rey).
Algunas de estas cuestiones y características pueden apreciarse en los siguientes vídeos que corresponden a la que fuera favorita del rey y una de sus más famosas óperas: Atys. Su libreto, obra de Philippe Quinault, se basa en la historia de Atys, el personaje mitológico del que una vez más nos habla Ovidio y que acaba convertido en árbol. (Recordemos el gusto por los temas mitológicos e históricos de la "ópera seria")
Atys y Sangaride se aman (pese a que ella está prometida a otro y él ha hecho voto de celibato). Cuando la diosa Cibeles, enamorada de Atys, lo descubre, se venga cegándolo. En su enajenación Atys mata por error a su amada y al darse cuenta de lo ocurrido intenta suicidarse; Cibeles entonces, arrepentida, lo transforma en pino. Un argumento tan peregrino y absurdo como puede parecernos el desafortunado percance que desencadenó la muerte de nuestro compositor: un golpe de mala suerte, un error de cálculo. Puede verse el dramático momento al comienzo de la película La pasión del rey incluida al final y en la que podemos disfrutar de una preciosista recreación de la época, de la corte y de la relación entre Lully y el rey.
Vayamos con los vídeos:
Final
Y como no todo va a ser cantar nos despedimos con una pieza instrumental, un precioso pasacalle o Passacaglia, (sucesión de variaciones sobre un bajo ostinato) perteneciente a Armida, otra de sus óperas.
Disfrute el paciente y melómano lector de esta otra versión que nos gusta especialmente:
*Compostura y formalidad definen aquella corriente de estética musical que tan bien representa nuestro compositor y que se oponía a la expansión de los afectos y las emociones propias de la ópera italiana (en la que primaba la música y el virtuosismo de los cantantes sobre el texto en detrimento, por lo tanto, de la acción dramática).
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- Para saber más:
Lully: Atys. programa "Gran repertorio" de Helena Horta y Daniel Quirós RTVE
Introducción a Atys de Rafael Fernández de Larrinoa
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