miércoles, 12 de abril de 2017

LAS PASIONES DE BACH

La Semana Santa es la excusa perfecta para aproximarnos a la música religiosa que,  precisamente por su condición y carácter, puede llegar a ser mucho más conmovedora y sublime que la profana.

Podemos definir la Pasión como un gran oratorio cuyo argumento narra la pasión y muerte de Cristo y que se cultivó especialmente en el barroco alemán . Recordaremos de nuevo que el oratorio es una forma vocal religiosa aparecida en el Barroco - al igual que la cantata- pero de mayor envergadura; que cuenta con los mismos elementos que  la ópera (solistas, coros y orquesta) pero que no se escenifica y por lo tanto requiere de un narrador que facilite el desarrollo del hilo argumental.

Juan Sebastián Bach compuso dos pasiones que constituyen la culminación de su obra religiosa: la Pasión según San Juan (1723) y la Pasión según San Mateo (1729). En  ellas el texto  es narrado por el evangelista en recitativos; el coro, unas veces participa de la acción y otras (como los coros de la tragedia griega) es un espectador que reflexiona y comenta. En cuanto a los solistas, interpretan los diferentes papeles  protagonistas. La primera, de proporciones mas modestas, se ciñe con rigor al texto, mientras que la segunda se detiene más en la reflexión y el comentario de los acontecimientos narrados.
Pues bien, de la Pasión según San Juan vamos a ver dos fragmentos interpretados por el  Concentus Musicus de Viena bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt. En ellos podréis observar la dinámica  y el desarrollo de la obra . Se trata de una versión "historicista", es decir,  interpretada con instrumentos de la época (violas de gamba, flautas de madera ...), con voces infantiles en lugar de sopranos y contratenores en lugar de contraltos, tal y como se hacía en los tiempos de Bach.
Corresponden a la parte  Condemnation and Crucifixion y al aria Es ist vollbraght (Todo está cumplido) .




De la Pasión según San Mateo compuesta para dos coros, solistas, dos orquestas y dos órganos, se han dicho muchas cosas; que es drama de una de grandeza épica, que es la apoteosis de la música eclesiástica luterana... Nosotros no tenemos palabras; escuchen y juzguen.

En primer lugar, el impresionante coro  Wir setzen uns (llorando nos postramos ) y después la sobrecogedora aria Erbarme dich mein Gott (ten piedad de mí Dios mío) dirigidas por Roy Goodman y Karl Richter respectivamente.




Qué más se puede añadir; como las pirámides, el panteón o la capilla sixtina, ésta monumental obra nos hace sentir más pequeños.